Aparkalekura iritsi eta han autokarabana utziko dugu ibilbide laburrari hasiera emateko. Arratsalde bero batean gaude baina eremu ederra eta bidean topatuko ditugun zuhaitzen itzalek, bidea eramangarriagoa egingo digute.
Aparkalekutik bide zabal bat abiatzen da, harri lehorreko hormatxo batzuz inguraturik. Dehesetako paisaiaz inguraturik ibiliko gara, landa eremu eta zuhaitzen artean. Pistatik zuzen jarraitu beharko dugu
Inguruan zenbait chozo edo etxola topatuko ditugu. Hauek ere harri lehorrez egindako egitura xumeak dira. Barnean artzaila edo laborariek bere gauzak gordetzeko toki estuko egoitzak dira.
Paisai berezi hau, landa eremu eta zuhaitzen artean banaturik dago. Dehesaren paisaia berezia suertatzen zaigu.
Etxolen arkitektura xumea, arestian aipatu bezala harri lehorrez osaturik, zapaiak harriak gerturatu edo hurbilduz osatzen duten gangen bitartez burutu edo estaltzen dira.
Etxola guzti hauek nahiko baxuak izaten dira, haizeaz hobeto babesteko eta eraikuntza prozesua errazterko. Aurrerago bidegurutze batean bertze etxola edo chozo bat topatuko dugu.
Bertze etxola hau topatuko dugun tokian, bidegurutze bat izango dugu. Oraingoan zuzen joango gara behatoki batzuetara iristeko eta itzuleran aldiz bertz bide zuzenagotik etorriko gara.
Zuzen bidetxotik jarraitzean, eta zuhaitzen azpitik ateratzean, behatoki eder batetara iritsiko gara. Camaces ibaiak sorturiko arroilaren goiko aldean kokaturik, ikuspegi zuzen eta ezin hobea eskainko digu Las Merchanas kastroari.
Ezkerretik jarraituz eta metro gutxi batzutara, bigarren behatoki bat topatuko dugu. Bertan informazio ohol berezi bat dago. Nolabait interaktiboa da, informazio ezberdina irakurtzeko zenbait leihatila mugitu beharko bai dira.
Bigarren behatokitik maldan behera hasiko gara, Camaces ibaira gerturatzeko.
Aldapan behera egitean, bertze bide zabalagoarekin bat egingo dugu eta handik ibai ertzera gerturatuko gara. Ibai ertzean eraikin bat topatuko dugu. Justo Osabaren errota.
El molino del tío Justo
Junto al Castro se rehabilitó el viejo molino que, hasta mediados del siglo XX, estuvo realizando una importante función social y económica moliendo el trigo, centeno y cebada producido en la villa. Para retener y encauzar el agua construyeron una pesquera que ahora se utiliza como puente de acceso al castro. Se supone que la fecha de estas construcciones pudiera ser el siglo XV ó XVI.
La rehabilitación del molino del tío Justo permite conocer las técnicas empleadas tradicionalmente en el tratamiento del trigo. Un proceso completamente artesanal y obra de ingeniería a la vez. Su reconstrucción y musealización, así como la rehabilitación de la pesquera y la construcción del mirador de Pocito Manzano datan del año 2005, obras que se completaron con varios indicadores y paneles interpretativos del molino, la flora, la fauna y el paisaje de la zona.
El molino es de tipo hidráulico de eje vertical, y originariamente contaba con dos máquinas de molienda que eran accionadas por la fuerza del agua retenida en la pesquera y guiada por una canaleta a cada uno de los rodeznos que la transmitían mediante un eje vertical a la rueda volandera que al girar se encargaba de moler el grano. La maquinaria con la que cuenta actualmente consta de dos molinos, uno antiguo que simula la maquinaria original, y otro nuevo y listo para funcionar.
En el interior del molino se muestran una serie de paneles explicativos que complementan la visita, así como varios accesorios utilizados en el proceso de la molienda y el “acarreo” del grano.
El trigo es uno de los primeros vegetales cultivados y durante muchos siglos fue el principal alimento de Europa, de ahí su importante papel cultural y simbólico en nuestra sociedad. Su cultivo es tan antiguo que hay especies animales que sólo viven cerca de él o de sus derivados. EL ejemplo más claro es el gorrión común o el ratón casero, pero también algunos de sus cazadores como la lechuza blanca. Parece que fue en Egipto donde se empezó a fermentar la harina para obtener pan. Pan y alimento se nombraban igual en la antigüedad griega y romana; ambas civilizaciones dependían mucho del trigo y conquistaban nuevos territorios en función de la producción de este cereal.
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Informazio ohola |
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Informazio ohola |
Errotaren barruko aldean makineria eta zenbait tresneria dago. Erakusketa toki berezia da hau. Modu librean bisitatzekoa eta ongi zaindua dagoena.
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Justo Osabaren errotaren barneko aldea |
Errotaren anteparatik edo zubi berezi batetatik Camaces errekaren bertze ertzera igaroko gara.
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Camaces erreka zeharkatzeko zubia |
Ibaiaren bertze aldera iritsi eta Las Merchanas kastroaren ate nagusira gerturatuko gara. Ate hau berezia da.
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Las Merchanaseko sarbide bat |
Maluquer de Motes industuriko txostena deskargatzerik dago
ESTEKA HONETAN. 1968. urtekoa
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Harresia eta ate nagusiaren aldamenean informazio ohola |
Harresiak estugune batetara bideratzen dute. Hauxe zen kastrora sartzeko sarreretariko bat. Guztiz babestua eta gotorlekututakoa ikusiko den moduan.
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Kastrorako sarrera |
Kastroan sartzeko ate estu bat zegoen eta gaur eskali batzurekin antzeman dezakegu gune honen garrantzia eta kontrola zenbatekoa izan zezaketen hirira sartu nahi zuen jendearekin.
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Kastrora sartzen |
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Informazio ohola |
Wikipediatik jasotako informazioa:
Como todos los castros salmantinos, su situación geográfica no es casual, ya que se encuentra resguardado de manera natural por un meandro del río Camaces, muy cerca de la desembocadura del regato de los Zorros. Las condiciones favorables a nivel arqueológico del castro hacen que la construcción defensiva se limite únicamente a las partes de los cerros, donde el castro se hace más vulnerable.
Ocupa una extensión de 8,5 hectáreas, aunque una parte del castro es inhabitable ya que en el interior hay un teso de rocas y parte de otro teso mayor, por lo que aproximadamente la mitad del castro se utilizaba para el ganado. En el interior de los castros la importancia del ganado era prácticamente la misma que la humana. Se dejaba un espacio normalmente junto a la puerta principal de acceso para el ganado estabulado , y otra parte al final del castro en la que el ganado estuviera suelto. Por ello normalmente en los trabajos arqueológicos hay partes de castros sin restos, ya que seguramente son los lugares de ganado.
Una forma defensiva común en los accesos a los castros es el camino de piedras hincadas. Consistía en la colocación en el suelo de piedras en punta de diferentes tamaños para dificultar el acceso rápido de las tropas enemigas, tanto a pie como a caballo. Con esto conseguían tener un control en el exterior del castro. En el caso de Las Merchanas se denomina también "la estacada" . En ese camino de piedras hincadas se encontró uno de los verracos. En la actualidad hay uno colocado en la población de Lumbrales y otro en el castro, junto a la puerta vetona, al lado del camino de piedras hincadas.
La portada principal, la de oriente, se cerraba con dos torreones, uno a cada lado, colocados de manera que cierran en embudo. El cierre en embudo consiste en ir estrechando el camino a medida que se encuentra más cerca de la puerta. Con esto se conseguía que el acceso al interior terminara haciéndose prácticamente de uno en uno, para así evitar acceso masificado.
En el centro del castro se encontró una pared de unos 3 metros de altura, exenta, y que fue el objetivo en las primeras excavaciones efectuadas dentro del Plan Nacional por la Comisaría Provincial de Excavaciones de Salamanca, cuyo resultado fue el descubrimiento de un edificio público romano, junto al que aparecieron también restos datados en el Bajo Imperio romano.
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Bertze informazio ohola |
Lumbrares herriko
webetik jasota. Herriak zer egin izan duen bere aztarnategia zaindu eta balioan paratzeko.
Las Merchanas es un castro de origen vetón situado en el municipio español de Lumbrales, en la provincia de Salamanca, Castilla y León. Se localiza en un meandro del río Camaces, en el límite con el término municipal de Bermellar.
Dado a conocer por D. Manuel Gómez Moreno a comienzos del siglo XX, el Castro es declarado monumento perteneciente al Tesoro Artístico Nacional por Decreto del 3 de junio de 1931. Desde entonces, poco o nada se había hecho por su promoción. Visitas del P. Morán, excavaciones del Sr. Maluquer, y poco más.
En 1981 nace la Asociación Amigos de Lumbrales que, entre otros de sus objetivos, considera como prioritario el conocimiento y recuperación de Las Merchanas.
Para ello, se empiezan a escribir artículos en la prensa, se realizan marchas reivindicativas, se organizan mesas redondas y charlas informativas y empiezan los contactos con la familia propietaria para conocer su disponibilidad a la posible cesión o venta del castro.
La finca en la que está ubicado el Castro fue comprada en 1910 por D. Manuel García Bringas para explotación ganadera. Aficionados a la numismática y cazadores originan cuantiosos daños en el recinto sin que los propietarios sean capaces de evitar tales atropellos. Se sienten molestos con la Administración y agencias de viajes, porque en excursiones programadas saltan de Yecla a Saldeana, dejando a Las Merchanas en el olvido. Recaban información sobre ayudas o subvenciones oficiales. La respuesta es que no son posibles al tratarse de una propiedad privada. Algún miembro de la Comisión Artística les propuso que hicieran la reparación por su cuenta y cobraran, después, por la visita, propuesta que les parece indigna.
Resuelven, por fin, favorecer la adquisición del Castro por parte del Ayuntamiento. Primero cediéndolo en usufructo gratuito por 30 años y, por último, los 21 miembros de la familia propietaria deciden venderlo por la enorme cantidad de ¡1 Euro! En este precio se incluyen, además de los aproximadamente 55.000 metros cuadrados del recinto murado, un amplio perímetro para englobar la zona de piedras hincadas hasta llegar a los 83.535 metros cuadrados vendidos.
El día 24 de marzo de 2005, la familia García Comerón recibe el cheque de 1€ como pago a la venta realizada; “moneda que bien adornada permanecerá para siempre en poder de la familia, de generación en generación”, según palabras del representante de la familia, D. Manuel García Francia.
El Ayuntamiento y todo el pueblo de Lumbrales pasa a ser propietario del Castro con la expresa obligación de separar lo adquirido del resto de la finca. Conseguido el cambio de titularidad, la Fundación Patrimonio interviene en el Castro, rehabilitando parte de los muros. Durante la intervención, se descubren grabados y una puerta, en el sector Sur, que nadie esperaba.
A partir de ese momento, Las Merchanas empiezan a cobrar vida. Camino de acceso nuevo, aparcamiento, paso del río; construcción de dos miradores, además de la reconstrucción de un antiguo molino, del Molino del Tío Justo. Las visitas se suceden y, por fin, Las Merchanas vuelven a ser el referente que todos –Asociación, propietarios, Administración- habían deseado.
El Verraco
No lejos de la puerta principal de “Las Merchanas” y en la zona de piedras hincadas delante de la muralla, apareció un Verraco sin patas ni peana y con el hocico roto. Mide 130 centímetros de largo.
La Asociación Amigos de Lumbrales decidió traerlo a la villa en la década de los 80 del pasado siglo y, durante años, estuvo colocado en la Carretera de la Estación, en un pedestal próximo a la casa de las familias que donaron el Castro.
Actualmente, tras varios años en Lumbrales, colocado sobre la peana donde ahora puede verse una réplica en hierro, se encuentra de nuevo en el Castro de las Merchanas, en la puerta norte, ya con sus originales patas, aparecidas poco después en las inmediaciones del castro y perfectamente restauradas en su base.
Está labrado más toscamente que su hermano el Burro de la Barrera, y es algo más pequeño, pero también es de granito y tiene similares características.
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Harresiaren planoaren informazio ohola |
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Sarrera nagusia barrutik ikusita |
Kastroaren barruan gaudelarik, zuzen igotzen jarraituko dugu eta segituan horma handi batetara iritsiko gara, goiko partean. Horma hau erromatar garaiko eraikin batetakoa izango da.
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Erromatar garaiko horma |
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Horma eta informazio ohola |
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Informazio ohola |
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Erromatar pareta |
Erromatar garaiko hormaren inguruan Maluquer de Motesek aipatu egiten duena, indusketen oroitza txostenean, 1968. urtean argitaratua:
La existencia en el centro del castro de un alto paredón (4. m.) exento, orientó las primeras excavaciones efectuadas dentro del Plan Nacional por la Comisaría Provincial de Excavaciones de Salamanca, y el resultado de la excavación puso al descubierto parte de un curioso edificio público romano, muy arruinado por aparecer la roca casi a flor de tierra. En conjunto aparecieron tres departamentos en escalera, sin que se pueda conocer la unión entre ellos. (a estancia A constituía una habitación rectangular de 9,30 por 6 m., pavimentada implemente con barro pisado, que descansaba sobre la roca para regularizarla, ya que hacia el norte de la habitación llegaba a encontrarse al descubierto. La altura de los muros norte, oeste y sur era de 0,50 m., y el muro oriental es el paredón que salía a la superficie en más de 3 m. Junto al muro oriental existía una pequeña plataforma adosada al muro, de 0,20 m. de alto por 1,50 de largo y 0,90 de ancho, construida con piedras secas, recubierta con barro prensado o un ortero muy malo, en comparación al magnífico mortero que muestran las paredes. Éstas parecen, revocadas y estucadas en la parte baja del muro saliente, pero no se apreció la existencia de pinturas. Sobre el suelo de esta estancia, y diseminados por toda ella, parecieron fragmentos de esculturas de mármol en parte calcinados por incendio, mostrando la particularidad, algunos fragmentos, de presentar intacta la cara que apoyaba en el suelo y calcinado el resto del fragmento, lo que parece indicar que la destrucción de las respectivas esculturas precedió al derrumbamiento de los techos, de los que no se apreciaron vestigios.
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Bide zabaletik kastroaren karrika nagusitik aurrera |
Bide zabaletik kastroaren bertze aldera joko dugu. Suposatu egiten da hauxe karrika nagusietariko izango zela, bi muinoak elkartzen zituena.
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Karrika nagusia |
Bide edo karrika nagusia jarraituz, kastroaren bertze atera iritsiko gara.
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Kastroaren bertze sarrera |
Gaztela Leongo Ondarearen Fundazioaren webetik jasota:
La cultura de Cogotas II
El suroeste de la Meseta Norte fue ocupado en la II Edad de Hierro (siglos V-II a. C.) por los vettones, pueblo celta que desarrolló en la Península la Cultura de Cogotas II o Cultura de los Verracos.
Los vettones se asentaban en castros, poblados situados en elevaciones y protegidos por recintos amurallados. Era una sociedad fuertemente jerarquizada dedicada principalmente a la ganadería y a la metalurgia, y en menor medida a otras actividades como el comercio o la artesanía. El rito funerario de estas gentes era la incineración; las necrópolis se hallan en las cercanías de los castros.
Una de sus señas de identidad son los verracos, esculturas zoomorfas labradas en granito que representan toros, cerdos o jabalíes. Se han hallado cerca de los castros, de las necrópolis o en las zonas de pastos de mejor calidad; por ello se cree que se colocaban para indicar los límites de los poblados, cementerios y territorios, y que de forma simbólica también protegían el ganado. En época romana algunos de ellos fueron reutilizados como monumentos funerarios.
A partir del siglo II a. C. la cultura vettona se transforma por el contacto con Roma. Algunos castros son abandonados con la conquista y sus habitantes se trasladan a otras áreas. Otros en cambio perduran incluso hasta época visigoda. Entre estos últimos destacan Salmantica y Augustobriga que se convertirán en municipios bajo los emperadores flavios.
Castro de Las Merchanas
El castro de Las Merchanas se construye en época vettona. Ocupa un área de 8,5 has y se localiza sobre un promontorio granítico, en un meandro del río Camaces.
Una gruesa muralla, realizada con mampostería en seco, se levanta para proteger a los habitantes de posibles ataques. Dos puertas defendidas por bastiones circulares – una al Este y la otra al Sur – permiten acceder al interior del recinto fortificado.
El sistema defensivo se complementa con un campo de piedras hincadas situado en el exterior, en la zona de la puerta oriental. Este elemento, habitual en otros castros de la zona, dificultaba el ataque tanto a caballo como a pie.
El castro estuvo habitado desde el siglo II a. C. hasta la segunda mitad del siglo V d. C., tal y como se desprende de los datos aportados por las excavaciones de D. J. Maluquer efectuadas a mediados del siglo XX.
De su pasado romano aún puede verse un muro de aproximadamente 3 m de alto. Probablemente perteneció a una edificación de tipo público, en cuyo interior al excavarla se hallaron varios fragmentos de estatuas de mármol, además de otros materiales datados en el Bajo Imperio (siglos III-V).
Respecto a sus necrópolis no se han hallado ni la de época vettona ni la altoimperial. En cambio sí se conoce la bajoimperial, ubicada al exterior, en la zona norte, y a la que se accedía por un portillo abierto en la muralla.
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Harresitik behatokia |
Harresiaren bertze ate honen aldamenean berrakoaren eskultura dotorea dago. Eta ate hau eta kastrorako sarrera babesteko edo eta erasoak eragozteko kanpoko aldean zenbait harri handi, menhirrak bai lira kokaturik daude.
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Kastroaren sarreran berrakoa |
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Berrakoaren eskultua |
Berrakoen inguruko informazioa Madrileko Unibertsitate autonomoko
irakasle baten artikulutik bilduta:
Verraco es una escultura zoomorfa de granito con diferente funcionalidad y que se distribuye geográficamente por la mitad oeste de la península Ibérica, principalmente en las provincias de Cáceres, Salamanca, Zamora, Ávila, Toledo y Segovia, y en ciertas regiones del este de Portugal, cuya finalidad, desde hace siglos, ha venido siendo objeto de diversas interpretaciones.
La Segunda Edad del Hierro, en una determinada área de la península Ibérica, se caracteriza por la proliferación de un tipo de manifestaciones escultóricas, en forma de toros o cerdos, que son conocidas vulgarmente como “verracos”. Se trata de un testimonio singular, propio y exclusivo, de una cultura que, en su momento, se extendió por una amplia zona de la Meseta occidental y que se identifica con un pueblo céltico al que los escritores clásicos, en un claro ejercicio de denominación identitaria, dieron el nombre de Vettones.
Un primer problema que se plantea, y ello, en realidad, supone una cuestión francamente dificultosa, es el de la procedencia de las piezas. Hay que tener en cuenta que, con la salvedad de un único ejemplar que no ha sido removido de su ubicación original por estar labrado en la roca madre, el resto no se encuentra en su emplazamiento primitivo por haber sido objeto de traslado a otros lugares. La Edad Media y el Renacimiento fueron tiempos especialmente proclives a ver reflejadas, en estas figuras, símbolos de poder, ornato o embellecimiento de palacios, castillos o casas solariegas en el mejor de los casos; en tanto que en muchas otras ocasiones pasaron a convertirse en cimientos de edificios o sillares embutidos en lienzos de murallas, torres o iglesias.
Otra cosa, bien distinta, es la finalidad perseguida cuando fueron esculpidas y ubicadas en sus diferentes emplazamientos. Lamentablemente, como ya hemos apuntado, hoy en día desconocemos la situación exacta de estas representaciones, así como su orientación. Esta circunstancia ha dado lugar a la proliferación de muy variadas teorías que, con el tiempo, fueron depurándose hasta quedar prácticamente reducidas a dos amplias corrientes de interpretación; de una parte las que apostaban por su carácter funerario y, de otra, las que defendían una finalidad delimitadora de terrenos, pastizales o surgencias ordenando, de esta forma, el paisaje rural (Martín Valls, 1974; López Monteagudo, 1989).
En la actualidad, en términos generales, las posturas doctrinales son menos antagónicas y se viene admitiendo una doble finalidad diacrónica:
En un primer momento, los verracos cumplieron una función delimitadora de los recursos agropecuarios, sirviendo como hitos o mojones de áreas de pastos y de surgencias, delimitando con su presencia la propiedad de esta clase de territorios. Esa misma función es la que, poco después, llevarían a cabo al ser emplazados en las proximidades de castros u óppida desempeñando, de este modo, una cierta función apotropáica .
La llegada de Roma supuso un antes y un después en la ordenación del territorio y en los diferentes modos de ostentar la propiedad. El nuevo orden establecido vendría a alterar los antiguos esquemas de asignación de recursos, por lo que ya no habría lugar al mantenimiento de este tipo de elementos de delimitación. Las esculturas no desaparecerían. Es más, se seguirían produciendo, pero ahora iban a adquirir otra dimensión; la de monumentos funerarios y, para ello, otras piezas preexistentes a la llegada de los nuevos colonizadores también serían reutilizadas con la misma finalidad. Además, el practicismo de Roma iba a simplificarlas, tanto en su tamaño como en sus formas. A partir de entonces serían más reducidas, menos naturalistas y más esquemáticas.
La antigüedad tardía vino a poner punto final a la ya exigua producción de estas representaciones, siendo también ignoradas durante los siglos venideros por visigodos e islámicos y sólo cuando la Edad Media se aproximaba a su atardecer y se vislumbraban los albores del Renacimiento, es cuando algunas de estas piezas comienzan a ser recogidas en textos jurídicos como el Fuero de Salamanca o en tratados de historia.
La ubicación actual de los verracos no coincide, en la mayoría de los casos, con el lugar de su fabricación, están descontextualizados. No obstante, el estudio arqueológico de sus paisajes de aparición histórica así como rasgos singulares entre los que se cuentan inscripciones tardías de época romana, a veces reaprovechando la escultura, permite proponer con coherencia que las diferentes funciones que cumplieron cambiaron dependiendo de la época, pasando de ser determinantes de un paisaje indígena a tener carácter votivo en época plenamente romana, siempre representando toros o suidos.
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Berrakoan |
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Harresia eta berrakoa |
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Harresiek kastrorako sarbidea markatzen dute.
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Harresiak eta kastrorako bertze sarrera |
Maluquer de Motesek honela deskribatzen du harresia:
La muralla forma un recinto groseramente elipsoidal, cuyo eje mayor este-oeste es de 357 m., y el menor norte-sur, de 194 m. Con excepción de un pequeño recodo en el sudoeste, sobre el Camaces, en el que nunca hubo muro, por innecesario, la muralla se conserva completa, con altura media de cerca de 2 m., que alcanza los 3 en varios tramos, y ello sin medir los escombros derribados al pie de la muralla, que en algún punto del paramento sur llegan a enmascarar la anchura real de la misma.
El muro forma una cinta continua que se adapta perfectamente al terreno con entera despreocupación, y así en sus tramos sur y norte sube y baja por laderas empinadísimas hasta alcanzar la meseta oriental (670 m.), con un desnivel de cerca de 40 m. del punto más bajo al más alto de la muralla. A menudo la muralla forma recodos, en particular en el frente sur sobre el río Camaces, y a primera vista se tiene la impresión de que se trata de antiguas puertas cegadas, pues el paramento forma línea mixtilínea, pero se trata de un curioso sistema que hemos podido observar también en la muralla de Yecla la Vieja, en Yecla de Yeltes.
En estos casos se efectúa una defectuosa ligazón entre el paramento incurvado- y la recta que sigue, que se yuxtaponen más que se continúan. La muralla se construye directamente sobre la roca superficial, sin especial cimentación y sin que se construyan terraplenes ni fosos. Los paramentos se forman con piedra granítica pequeña, cuya magnitud raramente alcanza 0,60 m., pero ajustada con esmero e incluso bien acuñada con piedras más pequeñas. Los paramentos externos e internos a veces alcanzan cierta independencia, pero el macizo entre ellos se realiza al mismo tiempo y con materiales análogos, lo que contribuye a su solidez.Parte de la muralla en el sector meridional, precisamente frente al campo cultivado, se halla arruinada en su paramento externo. A ello ha contribuido no sólo la presión de las tierras acumuladas en el interior, sino también la erosión del Camaces, que en época de crecidas lame la base del muro. El grueso del muro defensivo es muy variable, según los distintos sectores, y oscila entre 1,50 y 6 m., e incluso hasta 8 en algunos puntos, en particular en las incurvaturas que forman las dos puertas propiamente dichas (la del sur y la principal, en el este). El talud externo de la muralla es también variable según los distintos sectores. Fuerte en la parte oriental, la más vulnerable, disminuye al norte y al sur, por donde era menor el peligro de un ataque. Sin embargo, el talud es en proporción bastante menor al observado en las murallas del mencionado castro de Yecla. El paramento interno carece de talud y aparece menos cuidado. Dos puertas principales y dos portillos se abren en la muralla. Una de las puertas, en el sector meridional frente al río Camaces, poseía unas fortificaciones especiales, cuyo detalle es difícil de establecer sin efectuar grandes excavaciones y esmonte de escombros. La muralla, en uno de los lados de la puerta, se incurva fuertemente hacia dentro en largo trecho, formando un verdadero torreón. Como aparece esta puerta cegada en época incierta, queda impreciso el trazado del lado derecho (desde el exterior), aunque al parecer el muro correría paralelo a la incurvación de la otra parte, formando una entrada en rampa acentuada y en esbiaje. Esta entrada debió transformarse en época bastante antigua, aunque sin duda fue una puerta importante, y frente a ella debió de existir un puente sobre el Camaces, pues existe un camino antiguo que muere precisamente en la orilla opuesta del Camaces, frente por frente de esta puerta, y que al parecer no tenía otra utilidad que la de unir este castro con el lugar llamado fuente del Moro, donde se aprecian superficialmente restos de un núcleo de población activa, por lo menos en época romana (cerámica, tegula, molinos circulares, etc.). Sin embargo, la puerta principal es la de oriente, franqueada por dos imponentes incurvaciones de la muralla en forma de torreones que dibujan una entrada en embudo (cfr. el plano de la figura 1), y frente a esta puerta principal existe, en una extensa zona de cerca de 100 m., un verdadero campo de piedras hincadas, que fue ya observado por Gómez Moreno (Brah, 1904, 174) y que hoy se denomina «La estacada». Sospechamos el origen erudito de este topónimo a raíz de la visita de Gómez Moreno, el padre Morán, Hernández Vegas, etc. En este campo de piedras hincadas en el lugar señalado en el plano apareció una escultura de granito, rota y sin peana, representando un «verraco», que se halla en la actualidad junto a la casa de La Merchana. La entrada oriental forma un verdadero camino que se interna en el recinto, pasa junto a un manantial pobre, hoy casi cegado, y conduce al núcleo de construcciones de baja época romana del centro del castro. Los dos seudo torreones de la entrada conservan una altura de 2 m. y una anchura de 3 hacia el sur y 6 hacia el norte, donde se desarrolla un tramo casi recto con anchura constante de 6 m. hasta el recodo del nordeste. Ésta es sin duda la parte más vulnerable de la muralla, por lo que en ella se acumuló la defensa. Un pequeño portillo existente hoy hacia el nordeste es sin duda moderno y no existió durante la época de vida del castro. Desde el ángulo del nordeste, la muralla en fuerte declive se dirige hacia el río. El terreno forma una fuerte hondonada de erosión, que fue utilizada en baja época romana para necrópolis de inhumación, según hemos comprobado por la excavación de un sector de la misma. En la muralla se abre un portillo de 1 m. de luz, y fuera del portillo, con independencia de la muralla, se levanta un torreón circular de 11,50 m. de diámetro, independiente de la muralla, que constituye la defensa del portillo.
Ya hemos indicado que este portillo de la muralla norte comunica con la necrópolis del siglo IV-V y, a través de la necrópolis, a un manantial pobre que hay en el vecino término de Bermellar, en el que continúa la necropolis tardía. Creemos que el portillo fue abierto en la muralla en epoca muy posterior al momento de su construcción, en plena época imperial romana, y asimismo el torreón externo debe fecharse en esta época tardía, pues no responde en absoluto a la estructura general de la muralla, aunque está construido con idéntica técnica de piedra seca bien ajustada, técnica que aún hoy día se utiliza en la región. En el paramento del oeste, una solución de continuidad en un sector arruinado de la muralla indica la existencia de otro portillo que comunicaba directamente al río. La época y estructura de este portillo no se puede precisar bien, aunque la inmediata proximidad del río hace probable existiera ya una salida al mismo en la época primitiva del castro.
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Kastrorako goiko sarreran |
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Panoramika goiko sarreran |
Berrakoa eta goiko sarrera bisitatu ondoren berriz ere beheko sarrerarako bidea hartuko dugu, kastroaren barneko egoitzak izango ziren tokitik. Oraingoan bertze bide zuzenago batetatik jaitsiko garelarik.
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Beheko sarrerarantz |
Berriz ere Camaces ibaia gainditu eta zuzeneko bidetik gora egin, terrazara iritsik arte eta aparkalekura itzultzeko aurreko bidetik.
Ibilbide naturalista eta historiko ederra.
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